jueves, 14 de febrero de 2013

Capitulo 15


Año 1992

Camilo se sorprende al ver llegar a Cielo y con prisas. La recibe semidesnudo. Sólo con una toalla.

--¿cuál es la urgencia?¿es que sabías que estaba desnudo? –pícaro.

Él se quita la toalla, quiere acostarse con Cielo pero está no es lo que quiere.

--¡Te tienes que casar conmigo ahora¡

Camilo se la quiere llevar a la cama pero ella no lo deja.

--¡primero la boda¡

--ya te he dicho que sí, que nos casaremos.

Cielo presiona a Camilo. Se aparta de él y le dice:

--¡no nos volveremos a acostar hasta que nos casemos¡

Camilo se desespera.

--¡no me puedes hacer esto¡

--¡no te pido nada raro, llevamos mucho juntos¡

--pero es que estoy sin trabajo. A ti tampoco te van bien las cosas, ¿cómo vamos a mantenernos?

--No importa, yo me quiero casar. Podemos vivir con mis papás.

--No, claro que no. ¿¿cómo vamos a hacer eso?

Y Cielo está desesperada. Le urge casarse, piensa que es la única manera de alejar a Luis de su vida, de sus pensamientos.



Luis salta desnudo de ese pequeño lecho improvisado en el garaje de su padre. Agarra sus bóxers. Se los pone rápido, con cara de gusto pero serio. Luis se va vistiendo de prisa. Ha perdido por completo su interés por esa chica con la que ha unido su cuerpo. La ha gozado pero ahora lo que quiere es estar solo, que la chica desaparezca pero ésta parece no tener prisa.

--quédate un rato más, por favor --le suplica coqueta.

Él se sube la cremallera. No la mira y sólo le dice un brusco:

--No.

La chica no se conforma, está dispuesta a suplicar lo que sea necesario.

--es que tenía muchas ganas de estar así contigo.

Luis se ha abrochado los pantalones, busca su camisa. Habla brusco y sin ni mirarla.

--Ya me has disfrutado, te dije que uno rápido, que estoy cansado.

Ella se muestra de pie, desnuda, coqueta, dispuesta. Desea seducirlo de nuevo pero él no la está mirando.

--Me encanta joder contigo –dice ella

--¡cierra bien la puerta cuando te vayas¡

--No te vayas –le suplica ella.

Pero él se va No mira hacia la ventana de Cielo como hace siempre. Cielo, que acaba de llegar, está pendiente de él y le duele. Se muere de celos al ver la chica que sale al poco rato. La rabia la corroe. Agarra el teléfono. Marca a Camilo.

--¡quiero que esta misma semana pongamos la fecha de la boda, en el plazo de tres meses quiero ser tu esposa o acabamos para siempre¡

Cielo le ha lanzado ese ultimátum a Camilo y le cuelga sin darle opción a decir nada. Luis se le está metiendo a Cielo demasiado a dentro y ella se lo quiere arrancar, no quiere sentir nada por ese chico que juega con todas las chicas que se le cruzan en el camino.





Días después…

Luis esa noche, Luis se está arreglando. Va muy elegante. Lleva hasta una corbata Sergio le silba burlón.

--¿dónde vas tan guapo?

Luis se está mirando frente al espejo para asegurarse estar perfecto. Sergio está a su lado riéndose

--¿es que te casas en secreto y no me lo has dicho?¿quién es la afortunada o te da igual?

El menor de los dos guapos hermanos se está riendo mucho. Luis le da una patada en el culo de broma. Sergio no lleva camisa. Se tumba en la cama con el torso descubierto. Luis mira el reloj.

--se me hace tarde.

--oye ¿y dónde vas? No me has dicho que tuvieras un compromiso ¿porqué tan elegante?

--son cosas de Ana –dice con fastidio—Mira que sabe que entre semana no me gusta tener compromisos pero tiene una cena en familia. Parece que es importante y quiere que esté a su lado. Me ha insistido en que vaya elegante.

Sergio habla desde la cama.

--¿es que vas en serio con esa golfa?

--No, claro que no pero esto no me compromete a nada.

Luis tiene que hacer un esfuerzo para controlar su ansiedad. Sabe que Cielo estará en la cena y tiene muchas ganas de verla. Luis se acerca a la cama. Le da un golpe en la pierna a su hermano con mucho cariño:

--venga tío. Mañana te cuento.

Sergio mira a su hermano con cara de degenerado:

--¿te la vas a tirar?

Se miran con complicidad.

--pues supongo. No sé. Depende de lo tarde que salgamos.

--¿porqué no me invitas? Hace tiempo que no chingo.

--No seas exagerado. Además tienes tus amigas, puedes llamar a la que quieras.

Sergio se levanta. Mira a su hermano con pena.

--es que me gusta Ana, venga no seas así. Si esa golfa no se entera de nada.

Luis tiene algo de prisa pero no le gusta dejar a su hermano triste.

--es que nos van acabar descubriendo. Su tía está encima nuestro.

--¿y qué te importa?

Luis no quiere que nadie, ni siquiera su hermano se dé cuenta de ese amor que nació de él desde hace mucho y que no se ha visto correspondido. Luis no le quiere hablar a su hermano, a su cómplice de esa herida que tanto le duele.

--venga tío. Si esa guarra te deja pues te buscas otra. Candidatas no te van a faltar –Sergio.


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Año 2012

Sergio y Luis están hablando de sus problemas. De Ana. A los dos esa mujer los está perjudicando. A Luis le duele ver a su hermano triste. Siente que él es el culpable que Ana los odie a ambos y le duele haber arrastrado a su hermano. Están los dos sentados. Hablan mientras toman unas cervezas. Luis pone su mano en el muslo de su hermano. Es muy fraternal.

--yo me acabé enamorando de Ana. Sé que todo empezó como un juego pero yo la llegué a querer.

--lo sé. Por eso en parte me alejé de ella. Ana me iba detrás pero yo siempre la rechacé.

--si lo sé –dice Sergio resignado—yo la amaba pero Ana se casó conmigo por despecho. Ahora tengo que pagar por mis errores.

Luis no entiende porque se empeñan en recordar cosas que pasaron hace tanto tiempo:

--¡éramos unos críos¡ ¡Es lógico que sólo pensásemos en sexo¡

--eso díselo a Ana. Ella nos está cobrando a ambos lo que le hicimos.

Luis sólo tiene dos cosas que le importa: Cielo y su hermano. No soporta verlo mal. Lo abraza con mucho cariño.

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