jueves, 14 de febrero de 2013

Capitulo 21



Año 1993


Luis está tumbado en su cama. Fuma. Con la mano que tiene libre se acaricia los labios pensando en el beso de Cielo, el más hermoso de su vida. No ha tenido el final que hubiera deseado. Tiene el dulce sabor Cielo en sus labios pero está triste. Sus ojos están llenos de lágrimas. Sergio entra en la habitación de su hermano. Como Luis tiene el tabaco encima de la mesita de noche, Sergio agarra un cigarro. Se tumba al lado de su hermano. Los dos fumando. Luis se traga sus lágrimas.

--¿porqué esa cara de rollo?¿no has jodido hoy? –Sergio.

Luis le sonríe con cariño:

--joder no es lo más importante, a veces se siente mucho más sólo con un beso.

Sergio lo mira con cara de pensar: ¿estás tonto?

A Luis le hace gracia.

--No me hagas caso. Hoy estoy de bajón. Con todo eso de los abuelos de Ana, quiero romper con ella pero me da pena. No es el mejor momento.

--si bueno pero si está muy mal pues no nos la podemos tirar. Te entiendo. A ver si me das unos consejos para que me la quede yo. Me gusta mucho.

--si claro, cuenta con ello.

Luis está algo decaído pero le anima la presencia de su hermano. Se quedan los dos sentados en la cama dando caladas a sus cigarros.



Dos días después Luis se ve con ánimos de quedar con Ana. Lo hacen en una cafetería. Ella lo abraza feliz.

--mi amor, por fin ¿porqué no me llamabas ni te ponías al teléfono? Tenía tantas ganas de verte, te necesito tanto.

Ella lo necesita más que nunca y él está un poco ausente. Después del tremendo beso que le ha dado a Cielo lo que menos quiere es que Ana lo bese. Aparta la cara, se sienta.

--es que sé que lo has pasado mal, he preferido darte un par de días de luto.

Luis no quiere hacer daño a la chica, romper con ella y en esos momentos va a ser más difícil de lo que pensó. Ella le toma de las manos. Es muy cariñosa. Él sigue frío.

--por eso mismo –dice ella—porque estoy muy mal me hubiera venido muy bien está contigo. Te he llamado tantas veces.

Luis no tiene ganas que le hagan reclamos y lo que más le interesa es saber de Cielo.

--¿cómo está tu tía?

Le cuesta fingir su interés, que vibra al mencionarla. Ana se toma muy mal la pregunta, sospecha perfectamente lo que le pasa a su chico pero no quiere que él lo sepa.

--bueno, hoy debía de ser el día de su boda y en cambio, que tragedia. Ha sido un golpe muy duro para toda la familia, por suerte Cielo tiene a Camilo. Lo ama tanto. Ya ha acordado con mi mamá que se quedará el piso como herencia. De hecho hoy Camilo se traslada a vivir con ella.

Esto es toda una puñalada para el chico. Ella pretendía lastimar a Luis, que éste tenga claro que Cielo no es una mujer libre. A Luis se le desencaja el rostro. Ana se muere de la rabia pero queda deslumbrada por la belleza de él. Luis casi tiembla, no le sale la voz.

--¡¿pero como va a meter al novio a la casa cuando recién se han muerto sus padres?¡

Luis habla con mucha rabia, le cuesta disimular sus celos pero lo hace. Ambos lo hacen.

--mi amor se van a casar, es ilógico que Camilo tenga que pagar el alquiler. Así ahorra para comenzar de nuevo todos los preparativos de la boda.

Luis tiene una herida muy dentro de él, una rabia que tiene que descargar. En el momento que el camarero se les acerca para hacer el pedido y cuando Ana empieza a hablar, Luis se levanta agarrando a la chica de la mano. Se muestra brusco.

--No vamos a tomar nada.

Se va llevando a Ana casi a la fuerza. La chica se disculpa con el camarero mientras trata de seguir el ritmo de Luis.

--¿qué pasa?¿porqué tanta prisa?

--nada, que quiero estar a solas contigo ¿es que tú no quieres? –dice rabioso.

Y a Ana le gusta le gusta demasiado el chico como para cuestionarlo. Luis se la lleva al garaje. Es algo bruto pero a ella le gusta. Eso sí, él siempre aparta la cara cuando ella va a besarlo. Luis la penetra, Ana jadea. Quiere besarlo en los labios pero él no se lo permite.

--¿qué te pasa?¿porqué no quieres que te bese? –jadea.

Luis se mueve dentro de la chica con rapidez. Necesita descargar.

--no, nada… déjame a mi. Yo sé lo que te gusta –dice gimiendo.

Ana cierra los ojos y disfruta. Disfruta mucho. Como siempre no puede quedarse abrazada a Luis después del coito. Nunca quiere cuestionarlo por miedo a perderlo. Salen los dos juntos.



Cielo está en la ventana. Luis y Cielo se miran con reproche. Piensan en el beso. A Cielo le duele que Luis se haya acostado con su sobrina. Luis ve a Camilo aparecer tras Cielo con el torso desnudo. Abraza a Cielo por la espalda. Eso produce un gran dolor en Luis. La mira con rabia y se va con Ana. Cielo está dolida, despechada. Se enfrenta a Camilo que está completamente desnudo porque sale de la ducha.

--¿¡cómo te asomas así a la ventana? ¡estás desnudo¡

Camilo se muestra cariñoso:

--me has visto desnudo miles de veces.

--¡pero la gente no¡

Cielo está furiosa y Camilo sonríe.

--nadie me ha visto, este privilegio es sólo tuyo.

Él quiere acariciarla pero ella no se deja.

--pero ¿qué va a pensar la gente de mí si te ven por la ventana?

Camilo habla divertido.

--vivimos juntos.

Cielo habla sofocada.

--¡pero no compartimos habitación¡

--bueno, eso es por ahora.

Camilo no pierde su dulzura pese a que Cielo es muy dura con él.

--¡no hasta la boda¡

Camilo abraza a Cielo por la cintura y trata de besarla pero ella lo rechaza. Sólo piensa en los labios de Luis y le queman las manos, los labios de Camilo.

--pues que sea pronto –dice él resignado.

Ella se aparta de él. Necesita tener una fecha de boda porque siente que así puede mantener a Luis distante pero no quiere que sea pronto.

--será en primavera del año que viene.

Camilo no dice nada pero pone cara de pensar: ¿y hasta entonces quieres que estemos sin hacerlo?

Cielo conoce esa mirada y le reclama:

--¡es que sólo piensas en sexo¡ ¡¡respéctame si quieres un futuro conmigo¡

Cielo se encierra en el dormitorio dejando a Camilo triste. Cielo se tumba en la cama y llora. No quiere pensar en Luis pero no hace más que pensar en el beso que han compartido.



Luis llega a casa sofocado. Sergio está en la cocina. Mientras Luis busca una cerveza, Sergio se le muestra ansioso:

--¿ya eres libre?¿le has hablado de mi?

Luis se toma un buen trago de cerveza. No quiere que su hermano empiece a interrogarlo.

--sigo con ella, hemos quedado a las nueve si estás en el garaje pues nos la tiramos los dos como siempre.

Sergio se pone tan contento que no dice nada. Luis se tumba en su cama con un cigarro y una cerveza. Piensa en Cielo con amor y odio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario